Este asesinato, el último de una lista cada vez más larga ha sido el detonante de una revuelta que se ha extendido por las principales ciudades griegas implicando a amplios sectores de una población, especialmente l@s más jóvenes, cada vez más golpead@s por la crisis, el paro y la precariedad. Ese es el contexto en el que la muerte de Alexandros se ha transformado en los mayores disturbios que ha conocido Grecia en los últimos treinta años. Sin embargo, más allá de los enfrentamientos con la policía y los cócteles molotov, Grecia vive.
Hace pocos días, el 10 de diciembre, un grupo de solidari@s decidió convocar una concentración en protesta por la muerte de Alexandros y en solidaridad con los que, hartos de aguantar unas condiciones de vida cada vez más penosas, han acabado por explotar y salir a la calle en toda Grecia contra unos sueldos de 700€, contra la tasa de paro juvenil más alta de la Unión Europea, contra las deportaciones de inmigrantes y contra tantas otras cosas… Al hacerlo, no sólo protestamos por la muerte de un chaval de 15 años en Atenas, sino contra todas esas condiciones que sufrimos también en nuestras carnes aquí en Madrid. Cada día es más difícil encontrar un curro y, para el que lo tiene, cada día es más difícil conservarlo. Hipotecas y alquileres siguen apretándonos el cuello…a l@s que hemos tenido la suerte de independizarnos de nuestros padres. L@s inmigrantes siguen muriendo tratando de llegar a la península para ver cómo, una vez aquí, sufren redadas sistemáticas de la policía e internamientos cada vez más largos en centros de detención… Lo que ha sacado a las calles a l@s trabajador@s, a l@s parad@s, a l@s estudiantes, se repite en Madrid, en Barcelona, en París, en Roma… La concentración se convirtió espontáneamente en una manifestación en la que se repartieron panfletos y corearon gritos en memoria de Alexandros, contra la policía, responsable de su asesinato y de tantos otros, en solidaridad con l@s luchador@s, y contra el estado y el capitalismo, responsables de la situación de crisis en la que nos encontramos a día de hoy. Al final de la manifestación se produjeron una serie de incidentes que resultaron en la detención arbitraria de siete personas que se encontraban en la manifestación y en las inmediaciones de la misma. Estas siete personas fueron brutalmente apaleadas durante el transcurso de la detención con el resultados de que la mayoría de ell@s presentan lesiones de diversa consideración en el rostro, la cabeza, etc.
Aprovechando el tirón que habían tenido los disturbios en Grecia los días anteriores, los periodistas, en su afán de sacar pasta vendiendo periódicos y anuncios a costa de la realidad, no han dudado en convertir en carnaza mediática todo lo ocurrido. Aplicando todo lo aprendido en la “crónica rosa”, los supuestos informadores objetivos califican de “asalto” la rotura de las puertas de cristal de una comisaría, se olvidan de cualquier tipo de “presunción de inocencia” y comienzan a señalar a bulto a ver si aciertan algún responsable mirando en el Google o repitiendo las notas de prensa que les pasa la policía. El resultado es que, gracias a la “alarma social” que han creado, una jueza suplente decidió el viernes 12 de diciembre, enviar a l@s siete detenid@s a prisión preventiva. ¿Alarma social?. A lo mejor es porque no hemos visto a l@s aterrorizad@s ciudadan@s corriendo por las calles, pero dudamos mucho de que lo ocurrido el día 10 de diciembre sea lo que crea “alarma social” a día de hoy, teniendo en cuenta que hay 3 millones de parad@s, que el ministro de Industria cree que la solución pasa por “congelar los salarios”, que día tras día siguen muriendo y siendo agredidas miles de mujeres a manos de sus parejas y exparejas, que la patronal quiere flexibilizar, aún más, el “mercado de trabajo”, y que bancos y empresas, por si no fuera poco con los beneficios de los últimos años, son los que están recibiendo ayudas desorbitadas para que no se queden sin comer caviar en la navidad.
Para justificar la “alarma social” l@s periodistas se han inventado la etiqueta “antisistema”. Llamándonos así, l@s periodistas intentan ponerle un nombre a algo que no pueden entender, a la vez tratan de criminalizarnos y evitar que nos veáis como lo que realmente somos: tu vecin@, tu hij@, tu colega del barrio, tu compañer@ de curro o el que va contigo en el autobús. Nadie en su sano juicio se autodenominaría antisistema, y, de hecho, nadie lo hace. Sin embargo, no porque los plumillas se inventen “patadas al diccionario” con las que disimular su torpeza intelectual vamos a dejar que decir las cosas claras. ¿Estamos contra el sistema? Sí. Estamos contra el sistema capitalista que nos condena a trabajar 10-12 horas por un sueldo de mierda, que destruye nuestro entorno y la poca naturaleza que nos queda, que condena a millones como nosotros a morir de hambre, agotamiento o asesinados en el mal llamado “tercer mundo”, o en su intento de llegar a este aun peor llamado “primero”, que ha transformado la sociedad en una agregado de personas que sólo se relacionan para quitarse el sitio en el metro. Estamos contra el estado y contra la democracia en la que un puñado de políticos profesionales se encargan de gestionar nuestras vidas, de decirnos qué hacer y qué no hacer en función de sus intereses y de su clase social.
Frente a la crisis de su amago de sociedad basada en el individualismo y el “sálvese quien pueda”, nosotros oponemos una basada en el apoyo mutuo, en la comunicación entre iguales, en la posibilidad de tomar la vida en nuestras manos, decidiendo entre todos cómo queremos que sea nuestra vida, nuestro barrio, nuestra ciudad y el mundo que nos rodea.
Convoca: Asamblea de solidarixs con Grecia.